jueves, 17 de agosto de 2017

GOSICK RED_Capítulo 1_parte 1

Capítulo 1  ¡Hola! Nueva York  


1


“¡¿Otra vez?! ….¡Ah!, esta mañana hay una rosa.”
Ocho de la mañana.                           
New York al parecer recién se levantaba.
En una esquina de la Pequeña Italia corría el viento, personas que llevan trajes de tres piezas, medio dormidas, que viajan para ir a trabajar, puestos de comida rápida que ellos miraban, niños uniformados que cruzaban la calle para ir a la escuela.
El viento del invierno, mezclado de nieve y lluvia, movía los carteles coloridos de los bares y café-restaurantes de colores verde, blanco y rojo.
En esa esquina de tan pacifica ciudad, la policía vestidos en uniformes índigos y patrullas negra-azabaches rodeaban y resguardaban algo. Era una atmosfera peligrosa… Pero los transeúntes, acostumbrados, parecían no importarles.
Por encima de la cabeza de los policías sobresalía un joven Italiano de contextura alta que preparaba su gran cámara para tomar fotografías. Cada vez que la cámara hacia clik, click y click, los policías volteaban, agitaban los brazos como si espantara insectos molestosos, sin embargo no parecía preocuparle.
“¡Heeey!” llamó con voz despreocupada mientras miraba por la lente.
 “¿El cadáver de esta mañana también es de consideración? Bueno, ¿difiere en los tacones rojos del cadáver que se encontró ayer? …Aunque cada año los asesinatos de los gánsteres también están creciendo. Ellos, se han acostumbrado al homicidio, ¿cierto?”
Debido a que no hubo respuesta, torció su boca exageradamente.
El jefe rodeado―――agujereado por una ametralladora, sostenía una rosa roja. Alejando los ojos del cadáver del gánster, miró alrededor con desasosiego.
“¿Eh? …Kujo?” dijo, mientras hacía a un lado al policía, “¿Kujo?”
“…. Hmm[1], hmm…! Casi al amanecer en vez que a la media noche, ¿cierto? Se escuchó el disparo. Y, bueno…, y, ¿sobre las voces y esas cosas? ¡Ya veo! Pero, como un antiguo residente de esta región, ¿qué piensa de la reciente tiranía de los gánsteres? ¡Hmm…!” De alguna parte, se escuchaba la voz seria de un muchacho.
En frente de un restaurante italiano opuesto a la esquina donde los oficiales estaban reunidos, arrodillado delante de un una abuela de aproximadamente mediana estatura, escuchaba cortésmente.
De cabello negro azabache, con el mechón de cabello danzando ligeramente con el viento del invierno. Llevaba pantalones de franela de la armada. Llevaba además un abrigo gastado, y un sombrero antiguo que llevaría un abuelo. Tomaba notas mientras asentía y sus ojos, como si hubiera absorbido la oscuridad, parecían extremadamente oscuros.
De corta contextura, un joven como cualquier oriental.
Parecía difícil verlo a primera vista, pero sus pupilas redondas parecían de una trasparencia honesta. Debido a su mirada suave en extremo muy honesta, las personas que lo veían algo les conmovía.
“Kujo. Kujo. Kujo,”llamó otra vez el joven, “…¿Eh?” y entonces levantó la cabeza.
Doblando la esquina surgió un patrullero nuevo. Fue apartado por un policía que descendió. El pequeño periodista oriental, agradeciendo a la anciana, y el camarógrafo joven y alto puso la cámara en su cabeza graciosamente, escaparon precipitadamente.
 “…Entonces, Nico, ¿Tomaste apropiadamente la fotografía de la escena?”
“Tranquilízate no hay nada de qué preocuparse, ¿no? ¡Probablemente!”
“¿Cuál de las dos?”
Hablaban mientras caminaban entre la multitud de la Little Italy.
El joven oriental había escapado de la guerra, dejando la isla oriental. Había cruzado hacia el nuevo y grande continente como un inmigrante, finalmente lográndolo después de pocos meses. Comenzó como un aprendiz reportero del emergente Periódico Daily Road.
Al lado, con largos brazos que le quedaban bien y se balanceaban, su compañero aprendiz de camarógrafo, Nico Sacco. Una persona natural de la Little Italy y de New York. De estatura alta, grandes ojos y un abrigo caña verde. Alrededor de su boca le crecía una barba muy densa y oscura.
Kazuya pasaba las páginas de su nota de su entrevista mientras caminaba y parecía haber perdido el interés en Nico.
“¡Aah! Este mes ha habido muchos asesinatos entre gánsteres. Viene continuando así todos los días.”
“Sí…”
“Incluso ahora, los sempais desde la mañana aún están disfrutando de la cobertura del concurso de Mis New York, como siempre aquí se muestra la guerra de los gánsteres.”
“Sí…”
“¡Ah! ¡A salido una nueva publicación de la revista TIME! Kujo, léelo. ¡Yo no entiendo las letras!”
“Sí… ¿Eh? Ah, bien.”
El límite entre la Little Italy y el Barrio Chino.
Las coloridas hileras de casas y tiendas de los alrededores de Italy, colores en rojo, verde y blanco, y los kanjis y los gráficos orientales que rebosaban confusamente en el escenario, todos ellos se mezclaban. Los olores de comida de dos calles, unidos, estimulaban la nariz. Desde un puesto en una esquina, Nico repentinamente había cogido una revista TIME.
En la portada se mostraba el perfil izquierdo de un hombre en la flor de su vida con el cuerpo bien constituido de un verdadero italiano. Llevaba puesto oblicuamente un sombrero de primera calidad, y una bufanda roja alrededor del cuello. Si mirabas bien sus ojos, que parecían a la boca de un arma, brillaban inquietantemente.
“¡Qué! ¡¿En la portada de esta semana está el jefe Garbo?! Aunque las estrellas de cine sean mejor.” Murmuró Nico pareciendo descontento. “Bueno, sin embargo es nuestro “padrino”.  Piensas, ¿qué hace la mafia del bajo mundo en la portada?”
“Hum, ¿a pesar de que eres un italiano piensas así?.”
“¡Odio la mafia! Debido a ellos la ciudad es peligrosa y sofocante. Bueno, sin embargo, parece que recientemente también está haciendo ayuda comunitaria…”
Nico frunció el ceño. Al recibir la revista, Kazuya también, mientras daba vuelta las páginas dijo:
“Sí, esa cosa de ayuda comunitaria está precisamente escrito aquí. Dice algo: comida de emergencia a base de arroz frente a una iglesia. Bueno, una de sus actuaciones, supongo, ¿cierto? También está la rememoración de su niñez. Bien,  amante de los animales raros… EL jefe Garbo debe ser muy rico para mantener tales animales. Una publicación muy usual de una persona fina de la ciudad.” rió. “La popularidad de los habitantes es en verdad muy cuestionable, ¿no te parece?”
“¡En efecto! Además, tales animales raros, buenos o malos tipos, sin embargo, son amados por los niños.” Con la cámara en la cabeza, Nico dijo con los labios apretados.  
Kazuya por un momento, recordó algo, y extrañamente volviéndose silencioso dijo:
“¿En verdad?. Uhm, es cierto ¿no?...”
“En efecto. Muy cierto. Y entonces, ¿qué sigue?”
“Bueno, espera. El artículo del sospechoso jefe gánster termina aquí. Aparte de esto, ¡la esperada elección presidencial! Un especial reportaje del influyente candidato Mr. Golds Wage. De una rica familia con vastos campos de manzanos, descendiente de venerables Puritanos.”
“¡Lo conozco! Un sujeto con, de alguna forma, una agradable sonrisa. No sé por qué, pero de hecho me agrada este tipo.”
Kujo atrajo hacia sí la fotografía del Mr. Golds Wage para verlo mejor.
“En efecto, una persona famosa por su limpieza, que no está adherido a la mafia y al mundo económico.… El siguiente es un artículo sobre el Servicio Secreto del Gobierno, ¡el FBI! Un misterioso caballero llamado Hoover parece que se ha convertido en el primer director general, sin embargo, debido a los ‘Expedientes Hoover’ por su mano, es un poco difícil que……” dijo.
“Déjalo ahí. ¿El siguiente?”                          
“Veo que no estás realmente interesado en los asuntos del FBI. El siguiente… Ah, las noticias de las celebridades.”
“¡Léelo, léelo!”
“Veras… Bueno,  ésta el artículo de la típica estrella de Hollywood, River Valentine.  Me pregunto si es él el llamado héroe público de los inmigrantes italianos. Pero como sea,  parece que esta vez hace el personaje principal de una película, además un actor europeo en alza, actúa en compañerismo, déjame ver…”
Mientras terminaba de leer la revista claramente, Nico quien parecía que había perdido el interés repentinamente comenzó a mirar el cielo. De pronto tomó silenciosamente la revista de la mano de Kazuya.
“¡Eh!” dijo accidentalmente Kazuya, sorprendido.
“Hey!, Nico! Vas a comprarlo si o no?!” dijo el enojado abuelo del stand, pero Nico se alejó a grandes pasos despreocupadamente.
Kazuya se disculpó en pánico, compró él mismo la revista, incluso compró muchos de esos pastelillos hechos a mano de la hija del abuelo.
“¿Otra vez compras mucho?!” le dijo la hija y recibió algunos extras rápidamente aumentando su carga…
“¡Hey!, eres una persona ¿cierto?, Nico germen, aunque justo me di cuenta…” se quejó seriamente mientras empezaba a seguirle.
Pasaron a través del barrio chino desde la Litte Italy. Mientras contemplaban los elevados edificios del gobierno, desde el extremo sur de la isla de Manhattan se dirigían hacia el lado oeste.
Gradualmente el número de edificios modernos de concreto se incrementaron.
Rascacielos de arquitectura Art Deco con una serie de ventanas octagonales de brillo metálico. Tapicería de roca grabado con una imagen mítica como motivo.
Después de salir de un pequeño parque verdoso, llegaron a una esquina llamada “News Paper Law.” Aunque era de un diseño simple, el edificio de la mayor compañía de periódicos, se extendía estrechamente como los arboles del bosque. Hombres y mujeres y autos negros pasaban apresuradamente.
Entonces Kazuya puso ambas piernas a los lados de su bicicleta muy vieja y negra. Nico por su parte se despidió y, agitando un brazo extremadamente largo, puso su cámara bajo el brazo perezosamente y entró al edificio de la compañía de periódicos “Daily Road.”
“Bien entonces me iré a casa por un momento. Bueno, estoy preocupado.”
“¿En serio?, ¡¿Otra vez?!” Rio Nico, aun de espaldas.
Kazuya se dio la vuelta y comenzó a pedalear.
Comienzos de 1930.
La segunda guerra mundial, la segunda tormenta, finalmente llegó a su fin, invierno.
A diferencia de varios países de Asia y Europa, este país vasto y nuevo no había sido quemado directamente por la guerra. Este nuevo mundo es nuestro maravilloso Estados Unidos de América, donde exactamente ahora los autos prósperos comenzaban a venderse con gran rapidez. Hombres y mujeres de este nuevo país anhelaban ser exitosos. En cuanto a la historia del país, si lo comparamos a una persona, apenas habría pasado la tormentosa adolescencia, pero todavía no estaba en la mitad de la plenitud de su juventud. El viejo continente el cual era el padre poderoso, el cual empujaba el periodo de misterio y superstición había llegado a su final. Ahora el nuevo país reinaba sobre el mundo como un líder material.
Además, al borde este del continente americano, flota la isla de Manhattan. Una parte del corazón del joven príncipe. Una isla llena de esperanza. Pequeña pero terrible y difícil ciudad.
La New york peligrosa.
El cielo del invierno estaba incomparablemente claro.
Saliendo de ‘News Paper Lew’, en el rio del lado este de la isla de Manhattan cruzaba un largo puente, el puente Brooklyn.
Los hombres pasaban por ahí para ir a trabajar.
Las personas de esta ciudad usualmente parecían ocupadas. Y Kazuya también, rápidamente, se estaba convirtiendo en uno ellos.
Empezando a pedalear su bicicleta cruzó el largo puente, zigzagueando.
Pedaleando.
Pedaleando.
…Aun pedaleando.
Respiraba pesadamente, perdiendo el aliento.
El puente de Brooklyn era largo y la briza del océano llegaba fría. Kazuya ajustó el cuello de su abrigo suavemente y continuó pedaleando.
Su mochila negro azabache se agitaba.
El puente se extendía indefinidamente…
Al final dejó de extenderse.
Brooklyn.
Una pequeña ciudad separada de la isla de Manhattan por un rio. Conocida como una ciudad Judía, de un escenario monótono de blanco y negro.
Volteó a su derecha desde la proximidad del puente, a su derecha estaba el rio.
Al otro lado del rio se podían ver extensamente los rascacielos de New York, como árboles en un bosque.
A la izquierda, aparecía una ciudad tan elaborada como un juguete. El frio viento hacía mover las placas decorativas de metal: “The cramberry Street,” “The orange Street,” “The pineapple Street,” estaban alineados en una calle angosta y recta. A los lados de la calles estaban plantados árboles, pero ahora las hojas caían, las ramas se sacudían levemente.
Los hermosos apartamentos de inmigrantes de aproximadamente tres a cinco pisos, aunque parecería un cuadro rustico, crecían en cantidad. Delante de las puertas pequeñas había aproximadamente cinco peldaños de concreto. Algunas plantas en maceteros daban color a esta monótona ciudad.
A diferencia de la isla de la peligrosa Manhattan, cruzó alegremente con la bicicleta una calle pequeña como si esta hubiera salido de los cuentos de hadas de la vieja y buena Europa. Aunque continuaba pedaleando por mucho tiempo no tenía la apariencia de estar cansado.
La boca tensa hasta ahora de Kazuya comenzó a abrirse en una amplia sonrisa, y una gentil expresión comenzó a aparecer en sus ojos negros.
La bicicleta pasaba a través de una calle de blanco y negro.
Eventualmente se detuvo cuidadosamente en un apartamento más viejo que los demás, un departamento pequeño de inmigrantes que parecía estar inclinado.
Su grande puerta era de un color negro intenso y el pomo tenía la forma de un perro echado. De alguna manera tenía muchos peldaños, diez peldaños de piedra. La vieja tela de mosaico estaba dañado en algunos lugares. Había también un masetero de madera.
La placa metálica en la puerta decía:
New york/Brooklyn/N14 de la Calle Cramberry.
Kazuya detuvo su bicicleta y cuidadosamente puso la llave.
Y entonces, la ventana circular del primer piso mitad bajo tierra, se abrió. Repentinamente aparecieron unos ojos azules brillantes y un rostro adorablemente adornado con pecas, una gorra de básquetbol puesta sobre una cabeza de cabello rojo al estilo Bob. Ahora bien, no se sabía si esta persona era un chico con mucha vitalidad o una mujer masculina…
“¡Hola, bienvenido!”
Aunque hablaba como un chico, la voz le pertenecía a una mujer joven.
“¡Ah, encargada-san! Acabo de volver. Pero de inmediato…” Kazuya agachó la cabeza cortésmente.
“Ah, si eres Kujo-kun. ¿La extremadamente hermosa-san hoy también está esperando tu regreso?” dijo la joven rápidamente.
“Bueno,” empezó a responder con nerviosismo pero eventualmente se detuvo. Sus mejillas enrojecieron levemente.
Cuando su rutina diaria de “molestar al inquilino honesto del cuarto piso” terminó, la encargada le guiñó el ojo y cerró la ventana.
“Gra-gracias,” murmuró Kazuya.
Después de eso, con las manos ocupadas con la montaña de pastelillos, infló el pecho y, cuando subía las escaleras de piedra, dijo:
“Hooola. Bueno, ¿no será que aún estás aquí?”
“…Victoricaaaa?” volvió a decir.


Hay algunos errores pero se corregirán en las posteriores revisiones. 
Gracias por leer.

[1] De afirmación y comprensión.

5 Another's: GOSICK RED_Capítulo 1_parte 1 Capítulo 1  ¡Hola! Nueva York   1 “¡¿Otra vez?! ….¡Ah!, esta mañana hay una rosa.” Ocho de la mañana.                            ...

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